El regalo de dar vida a un bebé lamentablemente no es para todas, algunas mujeres pasan por procesos médicos dolorosos para tener oportunidad de procrear, y muchas veces no tienen los resultados deseados.
Sin embargo las mamás afortunadas en ocasiones no cuentan con los medios necesarios para mantener a sus hijos, o simplemente no están preparadas para la responsabilidad tan grande que conlleva la maternidad.
Así comienza la desgarradora historia de Christina Fisher, una joven originaria de Florida (Estados Unidos). Lo que vivió hará que tu corazón se parta en mil pedazos.
A los 36 años quedó embarazada de su segunda hija, Abigail, los doctores le dijeron que su bebé podría nacer con varias deformaciones físicas , sin embargo ella quiso tenerlo, pues su bebé merecía vivir.
Antes de que naciera ella decidió darlo en adopción y no tardó en conseguir una familia para su futura hija. La mujer que adoptaría a Abigail le inspiró mucha confianza, ya que estuvo presente en todas las citas con el médico.
Cuando llegó el tan esperado día en que daría a luz, la bebé nació con síndrome de Treacher Collins, que causa severa malformación en el cráneo y la cara, complicaciones respiratorias y problemas de la vista.
Al momento en que los doctores le pidieron a la madre adoptiva que pasara a conocer a su futura hija, esta salió despavorida del hospital, pues no se esperaba ese grado de deformidad en la niña.
Christina quedó devastada con la noticia, pero no dejó que esto la deprimiera. Así que sola, sin ayuda de nadie, salió adelante con su pequeña. Comenta que “no estaba preparada para Abigail, pero ahora no concibo mi vida sin ninguna de mis dos hijas”.
La vida da muchas vueltas, no sabemos qué nos depara el destino. Hoy Abigail tiene una familia amorosa que velará por ella hasta el final de sus días. Todos encontramos obstáculos en el camino, y lo importante es cómo los vencemos para ser mejores personas. ¿Tú qué opinas?
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